Eduardo Infante, La pintura del futuro. Capítulo II
Casa Bancal
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Overview
EDUARDO INFANTE - LA PINTURA DEL FUTURO Capítulo II
Tras clausurar EL POBIL Capítulo I, continuamos adelante con nuestro trabajo con
EDUARDO INFANTE presentando el Capítulo II – LA PINTURA DEL FUTURO.
De una manera involuntaria, en el capítulo anterior, el dibujo fue la técnica
predominante y en esta ocasión presentamos una serie de trabajos sobre lienzo
para plasmar LA PINTURA DEL FUTURO. Bajo este título seguimos apostando por
la intemporalidad del arte, abriendo el debate con el espectador ya que consideramos
que la pintura no tiene futuro, ni pasado, ni siquiera presente. La pintura sólo tiene el
instante en el qué posamos nuestra atención sobre ella.
De la misma manera que las alas del pájaro en el huevo presuponen el cielo, el pulgar
retráctil del homínido promete toda una potencialidad pictórica. Esta pintura, como la
“Música del porvenir” de Wagner, nos dibuja un siglo XIX nuevo, un nacimiento de las
vanguardias distinto, otro relato donde no es Kandinsky a ciegas, sino Hilma af Klint con
los ojos bien abiertos, quien nos trajo una modernidad hasta hace poco escamoteada.
Un nuevo pasado más allá de las chinerías, las zarzuelas, los bigotes y los bombines del
que sin duda podemos hablar. Pero que distinto es todo ese hablar a cuando la música
del porvenir suena, en ese instante sublime es cuando comprendemos que
el futuro ya está aquí.
Tras clausurar EL POBIL Capítulo I, continuamos adelante con nuestro trabajo con
EDUARDO INFANTE presentando el Capítulo II – LA PINTURA DEL FUTURO.
De una manera involuntaria, en el capítulo anterior, el dibujo fue la técnica
predominante y en esta ocasión presentamos una serie de trabajos sobre lienzo
para plasmar LA PINTURA DEL FUTURO. Bajo este título seguimos apostando por
la intemporalidad del arte, abriendo el debate con el espectador ya que consideramos
que la pintura no tiene futuro, ni pasado, ni siquiera presente. La pintura sólo tiene el
instante en el qué posamos nuestra atención sobre ella.
De la misma manera que las alas del pájaro en el huevo presuponen el cielo, el pulgar
retráctil del homínido promete toda una potencialidad pictórica. Esta pintura, como la
“Música del porvenir” de Wagner, nos dibuja un siglo XIX nuevo, un nacimiento de las
vanguardias distinto, otro relato donde no es Kandinsky a ciegas, sino Hilma af Klint con
los ojos bien abiertos, quien nos trajo una modernidad hasta hace poco escamoteada.
Un nuevo pasado más allá de las chinerías, las zarzuelas, los bigotes y los bombines del
que sin duda podemos hablar. Pero que distinto es todo ese hablar a cuando la música
del porvenir suena, en ese instante sublime es cuando comprendemos que
el futuro ya está aquí.